Muchos de ellos huyeron, como vimos, por la frontera francesa desde Cataluña. Otros, los últimos, desde Alicante. Fueron enviados, hombres, mujeres y niños, civiles o combatientes, a diferentes campos de internamiento, como Argèles-sur-mer o Gurs. Cuando finalizó la guerra, se dio dos opciones a los hombres allí establecidos: o bien volvían a la España franquista (bastantes lo hicieron) o bien ayudaban a Francia en la ya inminente guerra contra la Alemania nazi, bien en batallones de trabajo, bien formando parte de la Legión Francesa.
Miralles escogió esta última opción, y se enroló en la Legión Extranjera, un cuerpo de elite. Posiblemente, aunque no nos lo dice el libro, participara en la batalla de Narvick, en Noruega. Cuando Francia se rindió a los nazis tras una decisiva "guerra relámpago" (Blitzkrieg), se establece un gobierno títere de los nazis al mando del general Petain, antiguo héroes de guerra, que controla el sur de Francia y las zonas coloniales.
Un sector de las tropas allí estacionadas decide rechazar al gobierno de Vichy y unirse a la llamada Francia libre, dirigida desde su exilio en Londres por el general De Gaulle. Es el caso del coronel Lecrerc quien organiza una columna para unirse en el Chad a la Francia libre. La columna Lecrerc luchará primeramente en la campaña de África, contra italianos y alemanes, para después ser trasladada a Gran Bretaña.
Convertida en fuerza acorazada, la antigua columna Lecrerc formará la Segunda División blindada. Entre sus compañías destacará sobremanera la novena compañía, "la nueve" formada básicamente por antiguos republicanos españoles (eso sí, liderada por oficiales franceses). De hecho, miembros de esta compañía serán los primeros soldados aliados en entrar en Paris.
Seguirán luchando hasta llegar a Alemania, con un nivel de bajas muy elevado, particpando en la toma del refugio de Hitler, el nido del águila.
Tras la guerra, varios veteranos españoles quedaron en el Ejército francés, otros prefirieron desmovilizarse y permanecer como civiles en Francia. Amargamente, sus triunfos de combate no sirvieron para que pudieran volver a España ni ayudaron a la caída del régimen de Franco, como muchos de ellos proyectaban. Ante ello, los veteranos españoles continuaron como exiliados políticos durante muchos años más. Fue una pena para ellos fueron grandes héroes de la Segunda República Española en el Exilio
Los méritos de la 9ª Compañía española fueron reconocidos por los historiadores especializados, pero gran parte de la historiografía francesa prácticamente ignoró su gran importancia en el episodio concreto de la liberación de Paris (tratándola como un evento exclusivamente francés). Los historiadores españoles estudiaron a la 9ª Compañía ampliamente sólo después de la caída del frnaquismo, cuando se reconoció a esta unidad por su destreza y valor.
Hubo que esperar a agosto del 2004 para que la ciudad de Paris realizara un homenaje adecuado a los españoles de la División Leclerc que tanto habían contribuido con su liberación sesenta años antes. Para tal efecto se desveló una placa conmemorativa junto al río Sena en el Quai Henri IV.
El 25 de agosto del 2012, durante la celebración del 68 aniversario de la Liberación de París, una bandera republicana participó en dicho acto a modo de reconocimiento del papel de La Novena en la liberación de la ciudad, siendo reconocido este hecho en el discurso del Presidente de la República francesa, François Hollande.
Un documental sobre la nueve
Paco Roca ha dibujado un cómic sobre la nueve titulado Los surcos del azar
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